Y ahora leímos otra lectura del libro "La culpa es de la vaca, que compartimos a continuación:
EL PAPEL ARRUGADO
Contaba un predicador que, cuando
era niño, su carácter impulsivo lo hacía estallar en cólera a la menor
provocación. Luego de que sucedía, casi siempre se sentía avergonzado y
batallaba por pedir excusas a quien había ofendido.
Un día su maestro, que lo vio
dando justificaciones después de una explosión de ira a uno de sus compañeros
de clase, lo llevó al salón, le entregó una hoja de papel lisa y le dijo:
—¡Arrúgalo!
El muchacho, no sin cierta
sorpresa, obedeció e hizo con el papel una bolita.
—Ahora —volvió a decirle el
maestro— dé- jalo como estaba antes.
Por supuesto que no pudo dejarlo
como estaba. Por más que trataba, el papel siempre permanecía lleno de pliegues
y de arrugas. Entonces el maestro remató diciendo:
—El corazón de las personas es
como ese papel. La huella que dejas con tu ofensa será tan difícil de borrar
como esas arrugas y esos pliegues.
Así aprendió a ser más
comprensivo y más paciente, recordando, cuando está a punto de estallar, el
ejemplo del papel arrugado.
¿Recuerdas que alguien dijo una
vez: «habla cuando tus palabras sean tan suaves como el silencio»?
Muchas personas se jactan de ser
francas, y que dicen las cosas con independencia del sentimiento de los demás.
¿No son ellas fabricantes de papeles arrugados por dondequiera que pasan?
- Podemos decir que las personas que fabrican papeles arrugados si bien se consideran francas no tienen ni la mínima idea de que están dañando los sentimientos de los demás, será quizá porque no tienen la capacidad de colocarse en el lugar de los demás, o tal vez nunca los han hecho sentir mal.
- Por eso debemos ser considerados con los demás y así no lastimar a nadie ni que nos lastimen, porque la vida da vueltas.
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